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Coaching basado en valores según el Modelo de St. Gallen

Los valores describen estados internos y externos que brindan orientación y estabilidad a las personas. Un coaching basado en valores se alinea con esta orientación y aumenta la efectividad y sostenibilidad de los procesos de cambio.

 

Los valores dan sentido

Los valores son de fundamental importancia para la vida humana. Forman la base de la sociedad. Sobre ellos se basan todas las normas, tradiciones, rituales y leyes que regulan la convivencia. Además de las nociones generales de valor, existen valores personales, que se consideran deseables en su manifestación individual y constituyen la base de la propia visión del mundo. Una necesidad básica del ser humano es percibir su vida como digna de ser vivida. Sentirse valioso, darse cuenta de que es bueno que uno exista y que se les aprecie, es la base de todos los valores personales y confiere sentido a la vida.

El neurólogo y psiquiatra austriaco Viktor Frankl clasifica nuestros valores en tres categorías:

Los valores de actitud como el amor, el respeto, la confianza y la gratitud definen las posturas (actitudes) que consideramos valiosas en situaciones que no podemos cambiar. La fuerza de la aceptación elegida conscientemente nos permite afrontar y sobrellevar situaciones muy difíciles. Los valores de creación abarcan todo lo que consideramos valioso crear, construir, hacer o aprender, como por ejemplo: carrera, relaciones, hijos, dinero o conocimientos. Los valores experienciales son las vivencias que surgen a partir de nuestros valores de creación, como la alegría, la seguridad, la satisfacción, la felicidad, el éxito y el reconocimiento. La percepción consciente, la experiencia y la atención son requisitos para que surjan valores experienciales.

Investigaciones han demostrado que la mayoría de las personas orientan sus vidas hacia sus valores de creación: buscan estatus social. Sin embargo, esto provoca que descuiden la percepción de sus valores experienciales y de actitud. Para llevar una vida «feliz», es necesario un equilibrio y una mezcla de las categorías de valores. Vivir conscientemente de acuerdo con los valores propios y comúnmente definidos significa más satisfacción y menos estrés.

 

Desarrollo de valores para una mayor calidad de vida

A largo plazo, la falta de valores o una violación de los mismos pueden llevar a problemas psicológicos y físicos. Por ello, es fundamental reconocer, seguir y vivir de acuerdo con nuestros propios valores. Especialmente en procesos de cambio, los valores personales actúan como un tipo de brújula interna que nos indica, a menudo de forma inconsciente, qué decisiones tomar. Nuestra acción no se orienta principalmente hacia objetivos. Los objetivos que establecemos en nuestra vida solo sirven para aumentar o evitar violaciones de los valores que consideramos importantes. Un coaching basado en valores tiene en cuenta estas relaciones.

 

Enfoque sistémico y holístico

En el coaching sistémico, no se considera al cliente de manera aislada con su tema (problema/solicitud), sino en el contexto de su familia de origen, una relación de pareja, su círculo de amigos o conocidos, así como de sistemas profesionales, como empresas, (formación), equipos o colegas. Se parte de que estamos en constante interacción con otras personas y sistemas, y que existen dinámicas de cambio entre el ámbito privado y el profesional. El coaching sistémico ayuda al cliente a darse cuenta de que todo está interconectado y que los cambios siempre provocan cambios en otros lugares. Cuando nos transformamos, afectamos a todo el sistema. Al mirar hacia el futuro, no solo se considera qué se debe hacer, sino también qué repercusiones tendría la inacción. Incluir todos los sistemas relevantes en el proceso de cambio puede permitir al coachee no solo tomar conciencia de patrones de comportamiento típicos relacionados con el problema que se repiten, sino también abrir nuevas posibilidades de acción orientadas a objetivos. En la aproximación sistémica y holística al asunto del coachee, no solo se trabaja el objetivo -posiblemente superficial o solo a corto plazo- del cliente, sino también los posibles objetivos (meta), necesidades y efectos secundarios (desventajas del objetivo) que se esconden detrás. El coaching sistémico siempre se basa en los recursos y fortalezas existentes del cliente. La (re)activación y fortalecimiento de habilidades ocupa un lugar destacado en este proceso.

El Modelo de Coaching de St. Gallen es un método de coaching sistémico altamente eficiente que promueve de manera contextual e independiente el desarrollo a nivel de identidad y la conciencia de los valores personales. La clara orientación hacia estos valores genera un alto grado comprobado de efectividad y sostenibilidad en el proceso de desarrollo deseado por el cliente.

(Texto Dr. Peter Engel, Coachingakademie)